viernes, 11 de marzo de 2011

Tsunamis y morfologías costeras.

Llevo toda la tarde escuchando y leyendo que el tren de olas que ha provocado el terremoto de Japon, está pasando sin pena ni gloria por distintas islas y regiones.

La verdad que, conociendo lo poco que conozco de estos fenómenos, me preocupa que el tema se relaje. Estas olas no van por la superficie, si no que van bajo el agua. Por decirlo de alguna manera. Incluso han salido en el Telediario unos navegantes en el Pacífico que esperaban olas enormes y, evidentemente, no ha sido para tanto.

Una vez que se provoca la formación del tsunami, se generan una serie de trenes de olas con longitud de onda alto (olas muy separadas), y con alturas de unos pocos centímetros. Vamos, que pasan desapercibidas en altamar entre el resto de trenes de olas meteorológicas. Sólo con una buena instrumentacion, se pueden detectar de manera adecuada.

Una vez que estas olas llegan a la costa, depende de la morfología y de la orientacion de ésta, en relacion con la direccion de avance, el que genere más ó menos daños. Si la costa es muy abrupta, en lo que se refiere a la parte submarina, los daños serían escasos relativamente. Ésto se ha comprobado en las islas volcánicas que se encuentran en el Pacífico: han sido olas de poca importancia, ya que la ola se "disipa" y no se levanta. Ahora bien, si es una costa con la parte sumergida con poca pendiente, da lugar a que la ola se levante y emerja, provocando las imágenes que hemos visto en televisión del tsunami destrozando las costas japonesas.

Por eso, me preocupa como geólogo que la gente de aquellos lugares donde está a punto de llegar el tren de olas, se relaje.

Es lo de siempre, lo mismo no pasa nada, pero visto lo visto, yo no me quedaría tranquilo.

Además, recordar un aspecto importante que ya ha salvado muchas vidas: según se empieza a levantar la ola, antes de verla, la mar se retira de la playa. La montaña de agua se alimenta de esa agua.

Que no pase nada más.

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